Didáctica Educación Trabajo en grupo

La interdependencia positiva en los trabajos en equipo

La interdependencia positiva es una de las características básicas del aprendizaje en grupo pero ¿sabemos cómo generarla?

«El sentimiento de interdependencia positiva es tan importante en la concepción del trabajo en equipo que debería ser una de las premisas que gobernasen nuestra forma de preparar las actividades»

La interdependencia positiva es una de las características básicas del aprendizaje cooperativo. Coinciden en ello multitud de investigadores y autores tales como Johnson y Johnson (2002), Ferreiro y Calderón (2006), Walters (2000) o Gavilán  y Alario (2010), entre otros. Pero ¿en qué consiste este concepto tan importante? y, especialmente, ¿qué implica tenerlo en cuenta a la hora de programar, gestionar y evaluar?

La interdependencia positiva se consigue cuando el alumnado comprende y siente que el éxito en la tarea planteada solo es alcanzable si cada miembro del grupo tiene éxito de forma individual, lo cual mejora enormemente la calidad del proceso y refuerza la verdadera esencia del trabajo cooperativo o, me atrevería a decir, colaborativo.

The teamwork

Parece fácil y, dicho así, todo el mundo estará de acuerdo en que sí, es importante y, en la medida de lo posible, se ha de intentar que dicho sentimiento habite en nuestro alumnado cuando trabajo con sus compañeros de clase. El problema, bajo mi punto de vista, no recae en entender el concepto o valorarlo, sino en comprender que no podemos, como profesores, limitarnos a ir recordándoles a nuestros alumnos que «deberían» sentir esto. Los sentimientos no se pueden forzar ni se puede acceder a ellos desde la razón; si queremos provocar ese sentimiento debemos crear contextos que propicien que lo sientan. Y ahí es donde tenemos aún mucho margen de mejora y en pos de lo cual intentaré ofrecer un par de ideas y conceptos para aportar mi granito de arena.

La preparación de la tarea grupal

Generar un contexto que propicie el sentimiento de interdependencia positiva no empieza en el aula, con los alumnos a punto de trabajar. Empieza mucho antes, en la concepción misma de la tarea que se les va a plantear. Y aquí diferencio, por mi experiencia, tres tipos de tareas y que he bautizado de la siguiente forma: 1) tarea de esencia individual, 2) tarea de interdependencia positiva forzada y 3) tarea de esencia grupal. La primera no es en realidad una tarea grupal aunque pretendamos que así la realicen mientras que las otras dos sí son tareas grupales pero veremos que con diferencias específicas.

1) Tarea de esencia individual

No pocas veces he visto como un profesor prepara una tarea para que su alumnado trabaje en grupo y lo hace, de forma inconsciente, creando una actividad esencialmente individual y haciéndola más difícil o más larga con la intención de que eso implique que sea abordada, de forma natural, por un grupo y no por un único individuo.

Ahí reside uno de los grades problemas a la hora de conseguir el sentimiento de interdependencia positiva. Que la actividad sea más larga o más difícil no implica que sea en esencia una actividad grupal. Muchas veces se consiguen así efectos contraproducentes como alumnos o alumnas que se pasan horas haciendo su parte y la de los demás para conseguir acabar la tarea a tiempo y entregarla. Y pueden hacerlo y, en muchas ocasiones lo consiguen, porque la actividad no era realmente una tarea grupal.

Un ejemplo de ello sería que investiguen y escriban un artículo sobre un tema concreto. Idealmente deberían plantear un trabajo colaborativo en el que todos arrimen el hombro, investiguen por separado, pongan en común y redacten conjuntamente un magnífico artículo sobre un tema apasionante… pero la realidad es que muchas veces acaba siendo uno el que se lleva el trabajo a casa y acaba redactando el artículo en solitario y poniendo el nombre de los demás. ¿Por qué? Pues entre muchas posibles respuestas está «porque se puede». No hay ningún impedimento para que una única persona investigue y redacte un artículo y si lo que hacemos como profesores es pedirles que en vez de que tenga una extensión de una página la tenga de tres para que lo hagan en grupo lo que acabamos consiguiendo, muchas veces, es que un miembro del grupo trabaje tres veces más de lo que debería.

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2) Tarea de interdependencia positiva forzada

El segundo tipo de tarea es aquella que no se puede realizar individualmente por motivos ajenos al propio proceso de realización de la actividad, impedimentos que el profesorado genera.

Siguiendo el ejemplo del artículo que se expuso anteriormente el profesor podría dar un artículo al grupo y pedirles que hagan un comentario personal sobre el mismo, cada uno el suyo aunque pueden ayudarse, comentar el texto para entenderlo mejor o debatir las ideas que cada uno de ellos pueden poner. Pero se le añade una de las siguientes características: todos los miembros deben mejorar, por ejemplo, en relación a su anterior nota (extraída de un ejercicio similar, se sobreentiende) o cuando toque exponer su trabajo a cada uno le tocará defender la opinión de uno de sus compañeros al azar.

No se trata, como se puede ver, de una actividad esencialmente grupal en su desarrollo pero sí que hay un o más de un condicionante que «obliga» a que la actividad se realiza de forma grupal si se quiere tener éxito.

Otro ejemplo de tarea de interdependencia positiva forzada sería el trabajo por roles en los que cada alumno ejerce un rol en el grupo (líder, secretario, organizador, supervisor…) y, por lo tanto, aporta desde el ámbito que le ha tocado cosas que el resto de compañeros no. De nuevo podemos encontrarnos con una tarea esencialmente individual que se torna en grupal a través de este condicionante.

3) Tarea de esencia grupal

¿Y cómo es una actividad de esencia grupal? Pues estaríamos hablando de una tarea que no puede completarse sin la aportación de todos los miembros del grupo y que la concepción misma de la tarea es grupal; es decir que cada alumno aporta conocimientos, aptitudes o desarrolla actividades que el resto de sus compañeros de grupo no.

Para entenderlo mejor pondré un ejemplo de una tarea para niños pequeños en dos versiones. La primera no será esencialmente grupal mientras que la segunda versión sí lo será. Ambas empiezan con los niños (cuatro años) sentados en grupos de tres y con un puñado de piezas de lego de color marrón, verde y rojo encima de la mesa. Seguidamente se les muestra la imagen de un manzano y se les pide que, con las piezas de lego que tienen delante, lo recreen.

Versión A: No hay más indicación que la expuesta en el párrafo anterior así que el alumnado se pone manos a la obra. Pueden darse múltiples situaciones pero entre ellas encontramos la posibilidad de que un alumno haga la actividad él solo y coloque las fichas, una tras otra, hasta recrear bien o mal el manzano. No es una actividad que promueva realmente la interdependencia positiva.

Versión B: Antes de empezar se les dice que hay una única norma: cada uno de ellos solo puede tocar las piezas de un color. Así pues uno de los miembros del grupo solo podrá tocar las piezas marrones, otro solo las verdes y el último solo las rojas. Esta tarea no se puede completar sin la implicación y colaboración de todos los miembros, añadiendo todas las Soft Skills que requiere en el proceso y que son, también, vitales en el aprendizaje (aunque ese es un tema para otro artículo).

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Otro ejemplo de actividad de esencia grupal sería trabajar mediante los grupos de expertos: se crean, por poner un ejemplo, cuatro grupos de cuatro miembros y a cada grupo se le da un texto histórico distinto. Deben leerlo, comentarlo, tomar apuntes del mismo… y pasado el tiempo que haya decidido el profesor, dichos grupos se disuelven y se crean cuatro grupos nuevos en los que debe haber un miembro de cada grupo anterior, de tal manera que habrá «un experto» de cada uno de los temas dados. De repente tienes un grupo de cuatro alumnos en los que todos se han leído un texto diferente y que deben crear un artículo que no tendrá lógica si no contempla las aportaciones de los cuatro «expertos» del grupo. Esta es una actividad que no puede realizarse de forma individual de ninguna manera.

Con este ejemplo quiero dejar claro que la creación de una tarea ya debe contemplar la interdependencia positiva o, de no hacerlo, será muy complicado después conseguir que el alumnado la sienta.

La evaluación

Y llegamos al momento de la evaluación. Hemos trabajado en casa para preparar tareas, hemos conseguido crear actividades de esencia grupal y, con mejor o peor resultado (el alumnado debe también aprender y habituarse a afrontar tareas de este tipo), hemos conseguido llevarlas a cabo. No podemos ahora perder parte de lo conseguido haciendo una evaluación que contemple solo el resultado final. No podemos por muchas razones pero la principal tiene que ver con el mensaje que le transmitimos al alumnado, el cual, seguramente, se habrá encontrado a lo largo del proceso de realización de la tarea, no pocos momentos en los que habrá pensado que habría sido mucho más fácil y rápido si le dejaran hacerlo solo.

Si resumimos y simplificamos el trabajo realizado por cuatro miembros a una única nota que además sale del resultado y no del proceso, estamos validando la estrategia de hacer la tarea de forma individual y firmarla por todos; le estamos diciendo al alumnado que «lo único que cuenta es la entrega final» y, no nos engañemos, eso tiene la implicación de que puede que no importe cómo se alcanza esa meta final: ¿copiar de Internet? ¿dejar que mi parte la haga otro compañero? ¿hacer cada uno su parte y ni mirar cómo queda el resultado final?

Review, Businessman hand giving five star rating, Feedback concept

Y, alerta, con esto no estoy diciendo que no haya que valorar la entrega final; digo que no es lo único que habría que valorar. Esa evaluación puede acompañarse de rúbricas de coevaluación y autoevaluación que ayudarán al alumnado a tomar consciencia de lo realizado, le obligarán a evaluar y a evaluarse (uno de los mejores procesos de toma de conciencia) y contribuye a dignificar el trabajo de los miembros y poner en su justa dimensión lo que ha hecho cada uno. A partir de los resultados de las rúbricas y de lo observado en clase, el profesor podrá tomar medidas en relación a los que trabajan peor o los que no quieren trabajar (que los hay y lo sabemos todos).

Espero que este compendio de ideas ayude a reflexionar sobre el tema o, en el mejor de los casos, que refuerce lo que ya opinas y llevas a la práctica. Muchas gracias por el tiempo dedicado y ánimo, que nos dedicamos a una de las profesiones más bonitas del mundo.

 

 

 

 

 

 

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